jueves, 13 de noviembre de 2014

La gota que derramó el vaso

16 minutos de realidad nacional. Lo que sucede en México es la continuación de una situación de impunidad para quienes gobiernan que se mantiene desde hace décadas, y de la que no logramos zafarnos.

No todos somos Ayotzinapa (y eso es triste)

Varias veces me he encontrado en la red éste post de un blog de quien afirma estar en contra de todo el ruido mediático que se está haciendo por lo de los estudiantes de Ayotzinapa. Eso de que: "son hombres entonces no hay pedo que se mueran". Es cierto que no son los únicos desaparecidos, pero nadie ha dicho que lo sean. No es cierto que nadie se haya manifestado antes por las muertas de Juárez, las de EdoMex, o los demás desaparecidos: ya ha habido marchas, conferencias, libros, reportajes, plantones, performances y un largo etcétera. Aquí coincidió que México estaba en la mira del mundo por las mentadas reformas, y que además los normalistas ya tenían cobertura mediática de manera más o menos regular, además de que hubo sobrevivientes, razón por la cual no lo pudieron esconder (a diferencia de las fosas de migrantes, de las que si no es por uno que se escapó en San Fernando no hubiera habido relajo). Incluso si nos ponemos desde su postura feminazi (sus palabras), se le olvida que los normalistas tienen madres, hermanas, quizá novias. ¿Se va a parar enfrente de esas madres a decirles que como sus hijos tenían pene entonces no deben hacerla de pedo, que mejor vayan a Chihuahua a marchar?
Hay que pensar también en que estos estudiantes se preparaban para ser maestros rurales. Es decir, para trabajar en zonas donde las mujeres encuentran una situación de desventaja mayor a la que encuentran mujeres en zonas urbanas. Al desaparecer a sus futuros maestros, disminuye la posibilidad de que las niñas en este entorno encuentren herramientas para salir adelante. La violencia en México está por todos lados, no es de mujeres o migrantes o pobres o abogados o gays o narcos o políticos o ambulantes... cualquiera, CUALQUIERA puede ser victima mortal de un retén (falso o real), ser arrestado arbitrariamente, asesinado por no pagar una extorisión o "resistirse" a un arresto, desaparecido junto con su familia y hasta con su pueblo si le estorba a alguien, narco o político.
Ponerse a hablar de que unos muertos son más tristes que otros es una mamada. Lo mismo llora una madre de un normalista que de una muchacha en Juárez que una de una niña en la guardería ABC o la de El Salvador que no sabe que fué de su hija después de cruzar el río Suchiate.
Claro, es normal preguntar: ¿porque ahorita sí y no antes? Pero, ¿que caso tiene? ya lo que no se hizo no se puede cambiar, pero ni modo de decir que entonces como no se hizo antes no se debe hacer ahorita y como no se hace ni antes ni ahorita entonces no hacerlo mañana tampoco...
En algún punto se tiene que tocar fondo como sociedad y despertarse. No ha sido antes de manera coordinada. Ahorita al menos hay un factor común, aunque falta consolidarlo para que no quede en otro mitote más. Lo de Juarez no avanza porque hay quienes dicen: no son mis muertas. Eso está mal, pero tambien está mal que entonces ahora digan de los normalistas que "no son sus muertos".
No se pueden pelear todas las causas: uno escoge la suya y a esa se compromete. Pero eso no significa que se deba atacar a las demás. Me parece perfecto que haya quien se resista a dejar que las muertas de Juarez, EdoMex, Gto o donde sea caigan en el olvido, pero hacerlo como lo hace la de la nota me parece ruin.

Un amigo me decía que entradas como la citada son una muestra de lo lejos que estamos unos de otros en cuánto a nuestro acercamiento con la realidad. En algunos lados se apoya a las marchas, por otros se critican, sobre todo basados en destrozos los cuales en muchos casos son causados por provocadores y no por los manifestantes. Hay quienes se molestan por haber tenido que cancelar vacaciones "por culpa de las manifestaciones" (y no por culpa de la inseguridad, la violencia). Falta mucho como sociedad para que logremos cambiar el rumbo de lo que sucede. No va a pasar de un día a otro, ni con una sola acción. Es un camino largo, con muchas etapas y diferentes acciónes en muchos sectores. Pero por algo se tiene que empezar, y siento yo que debe ser por entender que el problema es de todos, y todos juntos tenemos que trabajar en resolverlo.